

A partir de una viaje que hace el artista Germán Bobe, para convertir en algo concreto la memoria de su hermano Andrés, fundador de la popular banda La Ley y fallecido el año 1994, se inicia un recorrido por la más antigua discografía de la banda.
El año 2012 Germán inicia un viaje, que lo llevará a poder rescatar los masters olvidados de los discos La Ley (año 1988) y Desiertos (1990). Ambos fueron publicados por Fusión en tan sólo 500 ejemplares en cassettes y luego quedaron en el olvido. En particular, Desiertos, cuando ingresa Beto Cuevas, es considerado por los Fans como el disco más acabado y estético de la Banda, logrando sonoridades únicas muy vanguardistas para la época.
Hoy, a partir de una joya de archivo encontrado en VHS del primer concierto de La Ley con Beto en el ícónico Café del Cerro, donde tocan Desiertos, se realiza este cortometraje documental, que rescata el viaje de Germán y que mezcla sonidos, archivos y registros de más de 30 años, junto a la voz de algunos protagonistas del momento. Un retrato de la época, pero por sobre todo un rescate de un patrimonio musical y artístico que pudo caer en el olvido.
“Velados, transparentes”
Producción ejecutiva: Germán Bobe
Dirección y guion: Coti Donoso
Montaje: Jael Valdivia
Cámara y sonido 2024: Simón Pedro y Héctor Kusma.
Dedicado a Carlos Fonseca y Andrés Bobe
Masterización y remezcla audio del concierto: Oscar "Chico" López
Color y Post de imagen: Lalo Baeza
Post de sonido: Marcos Salazar
Registro recital Café del cerro
Cámara 1: Mauricio Álamo,
Cámara 2: Equipo Carlos Fonseca
Fotografías La Ley 1988: Carlos Fonseca
Fotografías La Ley 1990: Alejandro Barruel & Carlos Fonseca
Comunicaciones: Marisol García
Logo original La Ley en tinta china: Vicente Vargas y Arturo Duclos
Entrevistados
Jefa Archivo de Música de la Biblioteca Nacional de Chile: Cecilia Astudillo Rojas.
Primer fan: Mauricio Álamo
Ingeniero grabación: Óscar “Chico” Lopez
Fotógrafo: Alejandro Barruel
Agradecimientos
Simón Pedro, Marisol García, Sole Silva, Coti Donoso, Mauricio Álamo, Clara Silva, Cecilia Astudillo, Leticia Huerta, Felipe Solís, Leo Marín, Felipe Fuentes, SCD, GAM, Archivo de Música de la Biblioteca Nacional de Chile, Rodrigo Aboitiz, Luciano Rojas, Mauricio Claveria y Beto Cuevas.



DISIDENCIAS BARROCAS Y TRANSICIÓN POLÍTICA EN CHILE: EL TRABAJO AUDIOVISUAL DE GERMÁN BOBE
“Son 15 años, no nos dejan crear”, decía en la franja del “No” Marés González recordada actriz del teatro Nacional Chileno que Germán Bobe rescata de nuestro patrimonio cultural y la invita a ser parte de su filmografía en los videoclip de “Olor a gas” e “Induce”
Era 1988, El triunfo de la opción NO en el plebiscito convocado por el dictador Augusto Pinochet supone para la sociedad chilena una esperanza de cambio que no solo se restringe a lo político, sino que además supone abrir otros espacios para la libertad personal y colectiva desde la producción cultural y artística.
En esos años, existía un sector de la juventud en nuestro país que participaba activamente en una incipiente escena alternativa a la que integrarían artistas que venían llegando del exilio como era el caso de Germán Bobe, quien había pasado su infancia y adolescencia en Libia, Italia, Holanda, Estados Unidos y Argentina. Fue en este último país donde comenzó sus estudios de cine dando sus primeros pasos con dos piezas de video arte: “Ángel reparador” y “i x santiago” (1988) de la mano del creador Sergio De Loof con quien escribe el guion de su primer cortometraje de ficción “Latina”. Esa etapa inicial junto a De Loof lo impulsa desde un lugar que, si bien bastante underground en sus inicios, usando medios de producción de bajo presupuesto para crear un universo visual fuertemente influenciado por el kitsch, el imaginario de Hollywood y sus musicales, este colectivo llamado “Al Camp Troupe”, pronto irá cobrando un lugar relevante entre las prácticas y estéticas que comienzan a circular en espacios más amplios de la escena cultural chilena. De esa colaboración con el artista argentino surgirá una metodología de trabajo en que la vida y la obra se fusionan en torno a colectivos donde pintores, diseñadores, cantantes trabajan al unísono sobre una idea en común en la que Bobe oficia de gestor principal desde su particular sentido de la visualidad.
Habría que señalar que en esos momentos Chile era un espacio en permanente ebullición creativa gracias a los aires democráticos que se sentían después de 17 años de dictadura. Casi en paralelo a su llegada a Chile se había estrenado la obra de teatro “La Negra Ester” basada en las décimas de Roberto Parra, hermano de la famosa Violeta y con dirección de Andrés Pérez, recordado creador del Circo Teatro. Es de las filas de esa compañía de donde salen algunos de los más files colaboradores de Bobe como Álvaro Henríquez, cantante del grupo Los Tres cuyos videos veremos en este ciclo, o Javiera Parra, nieta de la ya mencionada cantautora chilena.
Es en este contexto de cambio social y político que se instala su personal perspectiva pop que hereda de artistas como Andy Warhol, el cine de Derek Jarman, la que junto con el uso deliberado del kitsch y el barroco popular latinoamericano como herramientas expresivas, la crítica a las definiciones binarias de los cuerpos, la interacción entre la música rock, el comic, la pintura, el teatro, así como otros múltiples referentes de la cultura de masas e íconos religiosos, se transformarán en los rasgos distintivos de este artista multidisciplinario que comienzan su carrera por aquellos años.
La obra de Germán Bobe es una de la más provocativas en tanto gestiona un inédito espacio en disputa con los relatos heteronormados sobre la sexualidad que, sin embargo, logra un alcance bastante amplio a través de su trabajo en el campo de los video clips que por esos años comienzan su circulación a nivel regional gracias a canales como MTV Latino.
Prueba de esta apuesta por la superación de los relatos oficiales sobre la sexualidad es la película MOIZÉFALA LA DESDICHADA (1996) que protagoniza la modelo under de origen palestino y transformista Moisés Ammache, quien en un acto inédito para el cine nacional de esos años, realiza un papel protagónico en que, doblada al japonés y en blanco y negro, tiene que vencer una serie de pruebas para lograr el amor de su cantante favorito: Darioleto Benítez, interpretado por el vocalista de la banda de rock Los Tres Álvaro Henríquez.
Como referencia de esta película podemos encontrar el influjo de la estética del cine de Fellini y el Neorrealismo Italiano, que se ve reflejado en la elección de los personajes; rostros comunes pero expresivos, mujeres grandes y de voz gruesa, marquesas, hetairas y otras personajes populares. A fin de cuentas, es otra forma con que Bobe se acercarse a la realidad desde la ficción. De la misma forma, los números musicales, al igual que en las películas de los años 50s y 60s, constituyen un eje narrativo principal desde donde pueden entenderse las complejas relaciones de amor, celos y traiciones entre sus protagonistas.
Este vínculo que desde sus inicios se va construyendo entre imagen y música será una marca característica en la obra de este artista. Sus trabajos audiovisuales en general recogen esta larga experiencia en el campo del video clip, incorporando elementos como las coreografías de mujeres mayores simulando vedettes con sombreros y plumas rescatados de un mítico cabaré santiaguino “Bim Bam Bum” y cuerpos no hegemónicos de mujeres, todo esto como formas de criticar los rígidos formatos de la belleza publicitaria.
Su cortometraje “Latina” de 1989 recoge la historia de una mujer de campo que sueña ser artista, interpretada por Javiera Parra, que llega a la ciudad de Santiago en busca de nuevas oportunidades. Este tema, ampliamente tratado en el teatro costumbrista y el drama mexicano será reinterpretado por Bobe en un contexto paródico en que las categorías de clase social y género se vuelven difusas como sucedía en el temprano cine underground de John Waters y Pedro Almodóvar.
Así, el ciclo “Disidencias barrocas y transición política en Chile” tiene como objetivo establecer un recorrido por el trabajo de este creador audiovisual entre los años 1988 y 2022, centrado en su primera década creativa, periodo que marca una etapa inicial de trabajo que dialoga con el contexto social y político chileno y que, a la vez, permite conocer una temprana poética LGBT cuyo mejor ejemplo es la figura de la bailarina transexual Candy Dubois. Esta artista se construye más allá de las imposiciones de la biología alcanzando un registro mítico pocas veces visto en la historia de la disidencia sexual en Chile. Protagonista indiscutible de la bohemia santiaguina de los sesenta con el Blue Ballet (un cuerpo de baile formados por transformistas), a través de la mirada de Bobe vemos como ella se reactualiza más de treinta años después en el contexto de una escena cultural alternativa que la proclama como una de sus mayores divas.
Así este registro casi documental de creación de Bobe con Dubois dará forma a la poética LGTB en el cine chileno, que en los años venideros, será profundizada por otras(as) artistas en distintos campos que beben en cierta medida de este imaginario barroco trabajado por este artista durante esos años de transición democrática.
Mauricio Álamo.


Idolatrados


Excitados y trasformados


Pecado y deseo

