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Candy Dubois

Candy Patricia Manzo Seguel

(24 de agosto 1942 – 21 de mayo 1996)

Infancia y correccional

Candy no conoció a su madre y fue criada por sus abuelos paternos en Cartagena. A los 10 años, tras la muerte de su abuela, su padre la internó en una correccional de Valparaíso. La vida allí fue un infierno. Junto a su primer amor, El Rucio, planificaron escapar; en el intento, él cayó desde los techos y falleció.

 

Valparaíso: caleta y primeros escenarios

Candy durmió entre los botes de la caleta El Membrillo, donde conoció a su segundo gran amor, el pescador Chamu Mefi. Comenzó a trabajar en el restaurante San Pedro y, con el apadrinamiento de sus dueños, empezó a presentarse: hacía lip sync de temas de Sara Montiel y bailaba mambo. Se maquillaba con la tiza de las mesas de pool y la dueña le confeccionó un bikini con un mantel tejido a crochet. El aplauso de los pescadores marcó el inicio de su carrera.

 

Santiago (1964): La Carlina y el Bossanova

En 1964 llegó a Santiago y consiguió trabajo en el célebre local de La Carlina, la Boîte Cabaret Bossanova. Visionaria, La Carlina abrió espacio a Candy y a otras artistas en el escenario, creando el primer show de transformistas en Chile. Allí Candy conoció a las futuras integrantes del Blue Ballet (1966): Solange, Alexandra, Gigi, Caprice y Monique.

 

Gira norte y consagración (1967–1968)

En 1967, convencidas por el empresario Tino Ortiz, dejaron el Bossanova para actuar en el Manhattan de Arica, donde conocieron a su primer coreógrafo, diseñador y mentor, Fredy Tukas. El éxito fue inmediato: un contrato de un mes se extendió casi un año. En Antofagasta ocurrió lo mismo. Luego recalaron varios meses en el Café Checo de Valparaíso. En 1968, tras superar un boicot moralista del alcalde y de algunos empresarios del espectáculo —liderados por La Carlina—, debutaron en el Bim Bam Bum, la famosa compañía de revistas del Teatro Ópera.

 

Blue Ballet en el Bim Bam Bum

Para entonces el grupo ya tenía más de 16 obras con vestuario y ambientación propios. El coreógrafo Paco Mairena se convirtió en su tutor y padre adoptivo. Escribió para ellas Una Americana en París, pieza que exigía múltiples roles y llevó su transformismo al máximo. La obra fue un éxito de público y crítica. En tiempos en que parecía imposible que un espectáculo de homosexuales fuese popular, la disciplina de su trabajo lo hizo posible. Deslumbraron con recreaciones de La Quintrala, Cleopatra, Pávlova, Geishas, y con números de striptease que terminaban cubiertas apenas por una estola.

 

Europa (1973–1983)

En mayo de 1973, buscando nuevas oportunidades, las seis viajaron desde Valparaíso a Génova en el vapor El Verdi junto a Tino Ortiz. Tras algunas presentaciones, él volvió a Chile y el grupo se separó por razones laborales, reuniéndose ocasionalmente para actuar en Alemania. Candy trabajó principalmente en Francia, donde contrajo matrimonio con Claude Dubois, y regresó a Chile en 1983.

 

Le Trianon y la noche capitalina (años 80)

Junto a Monique Leserre instaló el Petit/Le Trianon en el casco histórico de Santiago: un restaurante de corte francés, minuciosamente decorado, último vestigio del género revisteril. En 1984 Candy reapareció con un espectáculo cabaretero de aire parisino. Bajo la dirección artística de Paco Mairena, allí se realizaron números de transformismo y baile que sortearon la represión de la dictadura. Le Trianon fue el espacio donde Candy volvió a tutelar, con elegancia, la noche santiaguina.

 

Icono de los 90

Desde 1990 participó en numerosos audiovisuales, películas y videoclips, grabó música y presentó espectáculos contemporáneos. En los noventa, Candy Dubois se consolidó como un ícono popular: admirada y respetada, fue la vedette más cotizada de la vanguardia santiaguina.

2026

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