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Marés González

Premio Nacional de Artes de la Representación.

 

Al teatro tú le dedicas tu vida o no haces nada

María Inés González Castro, conocida artísticamente como Marés González (Misiones, Argentina, 26 de enero de 1925 – Santiago de Chile, 30 de agosto de 2008), fue una actriz y cantante chilena de origen argentino, considerada una de las más destacadas intérpretes del teatro nacional durante la segunda mitad del siglo XX.

 

Egresó en 1952 del Teatro de la Universidad de Chile y debutó ese mismo año con Fuenteovejuna de Lope de Vega. Muy pronto se consolidó en los escenarios, gracias a su estilo elegante y su fuerte carácter, que marcaron sus interpretaciones. Entre sus actuaciones más recordadas se encuentran Hedda Gabler de Henrik Ibsen (1956), El círculo de tiza caucasiano de Bertolt Brecht (1963) y Santa Juana de George Bernard Shaw (1965).

 

Formó parte del elenco de Ánimas de día claro, obra de Alejandro Sieveking que Víctor Jara dirigió en 1961 como ejercicio de egreso de la carrera de Dirección Teatral, y que fue estrenada oficialmente en 1962. La experiencia fue profundamente significativa para la actriz, quien recordaba: “Era una obra preciosa. Fuimos en gira a Uruguay, a un festival de teatro, y se volvieron locos los uruguayos; tuvimos que quedarnos un mes más. Ya se había ido la escenografía y ellos mismos la repusieron. Esa obra era una joya; ha sido la única en que a mí se me llenaron los ojos de lágrimas. La sutileza, la poesía… era muy bello. Yo nunca he podido llorar en ninguna obra, ni en la televisión. Además, Víctor Jara fue el único director al cual no pude mentirle, porque uno hace muchas trampas como actor. Tenía mucha sensibilidad”.

 

Tras el golpe de Estado de 1973, su militancia comunista la obligó a exiliarse en Francia, donde residió durante cinco años. Este paréntesis la vinculó a nuevas experiencias escénicas y artísticas, que enriquecieron su visión del teatro al regresar a Chile.

 

En 1979 se incorporó a la Compañía Mobile, dirigida por Hernán Baldrich, pionero de la creación dancística en Chile. Mobile constituyó un espacio interdisciplinario donde confluyeron bailarines, actores, escultores y artistas de distintas disciplinas en torno a un objetivo común: la danza y la creatividad estética. La participación de González en este colectivo mostró su apertura hacia propuestas innovadoras más allá del teatro tradicional.

 

A partir de 1981 amplió su presencia al ámbito televisivo, debutando en La madrastra, producción que marcó el inicio de una nueva etapa de gran popularidad. En 2000 alcanzó un reconocimiento especial por su papel antagónico en Romané.

 

Su última aparición en los escenarios fue en Provincia Kapital (2004), cerrando una trayectoria de más de cinco décadas dedicadas al arte escénico. Un año antes había recibido el Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales de Chile (2003), distinción que consagró su lugar como figura central de la historia del teatro chileno.

 

Sobre su oficio, Marés expresó en una de sus reflexiones más íntimas: “El teatro es maravilloso. Porque pase lo que te pase en el alma o en el cuerpo, te subes al escenario y se te borra todo. Yo bendigo este oficio porque vas a grabar o a actuar y ¡chas! Uno se transforma y se te olvidan todos los males. Hasta los dolores físicos se te olvidan, como un dolor de muelas espantoso, porque sales al escenario y se te fue”.

Marés González

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