-Nací en Tomé. ¿Mi infancia? Ni por casualidad pensaba convertirme en cantante. Éramos tres hermanos, pero yo siempre andaba sola. Me gustaba subirme al techo de la casa y tirar piedras a las personas que pasaban ...¡era muy mala cuando chica! Y después ¡me escondía! . . . Es decir, escondía la cabeza y juraba que ya nadie me veía.
-De esa época recuerdo algo bien especial. Después se lo pregunté a mis padres, y todavía lo pregunto. ¿Tuve yo una amiga que se llamaba Hilda, con la que iba a columpiarme? ¡No! Todos dicen que nunca la tuve y, sin embargo, la recuerdo perfectamente. Me han dicho incluso, que en ese tiempo no me daban permiso para ir a columpiarme sola... pero yo lo recuerdo. He llegado a la conclusión de que lo inventé, o tal vez lo soñé...
-Yo estaba en el Liceo de Tomé, en ese tiempo. Fui "porra" lo reconozco. Me costó mucho sacar mis estudios. Era floja y no ponía atención en clases. Por cierto, ese fue un error mío que me llevó a repetir un curso. Me encantaba la guitarra, pero yo no tenía. Un compañero mío, que era hijo de un mueblista, me hizo una. Mi primera guitarra. Se llamaba Luis Duvauchelle. Éramos muy buenos amigos y compañeros de curso. Él tenía estupendas notas pero cuando yo quedé repitiendo 4° año, Luis también repitió... ¡NO! No había nada entre nosotros. Éramos solamente amigos, pero ¡amigos de verdad! Ahora él está casado y es muy feliz. Tiene un hijo precioso. Lo veo muy a lo lejos porque él vive en Tomé.
Volviendo atrás, estaba tan feliz con mi guitarra que comencé a sacar algunas melodías. Por casualidad, di con el Do Mayor, sólo que aún no sabía que se llamaba así, y a partir de ahí pude afinar mi guitarra sola, e incluso sacar algunos temas. Y aprendí canciones porque era necesario para poder acompañarme.
Todo empezó en realidad, en un paseo ... Fue bonito el entusiasmo de mis primeros pasos en aquella época en que todo lo veía color de rosa, cuando aún no había problemas. Son inquietudes tan maravillosas que se experimentan una sola vez. Es el momento en que se dan las condiciones para que algo empiece.
-Bueno. Yo estaba hablando del paseo. Estaba en 4° año y mi curso, junto con el 5º, le daba la despedida al 6º. Por eso organizamos un paseo a Coelemu. Yo era súper revoltosa y por todo me atacaba de la risa. Era una especie de líder ... A propósito de líder también fui jefa de escuadrón de una Brigada de Girls Guide ... Bueno ... Lo pasamos estupendo. Don Manuel, el dueño del fundo al que fuimos, es una persona digna de nombrarse. Siempre prestaba su casa para paseos escolares. Es de esas personas que gozan con la alegría juvenil. Nos tenía miles de cosas para comer y en medio de ese ambiente estupendo, cada uno de nosotros empezó a "hacer una gracia", a pagar penitencias... y llegó mi turno. Tuve que cantar. Nunca lo había hecho, pero como sabía algunas letras de canciones por el asunto de la guitarra, canté "Amor Colérico", de Wanda Jackson. Me aplaudieron, me entusiasmé y seguí cantando. Al paseo había ido un inspector, don Luis Soria, quien estaba organizando la velada de fin de año, y me pidió que participara. ¡No!, ¡No!, ¡No!, decía yo y me moría de miedo de pensar que tendría que pararme sola en un escenario. “¿Qué te parece si te acompañan los hermanos González?". Mis compañeros me "echaron carbón" y terminé por fin aceptando.
--Llegó el día y estaba muerta de nervios. Por primera vez en mi vida, me tomé un trago antes de salir a actuar. Nunca más lo he hecho. Aparecí en el escenario, igual que ahora: con el mismo modo de caminar, el mismo modo de cantar, los mismos gestos y el mismo estilo.
El gimnasio estaba repleto. Teníamos preparadas tres canciones; “Amor Colérico" , “Pretender” y "Luces del Puerto", pero fue tanto el éxito que al final cantaba todo lo que se me venía a la mente. ¡Fue lindo! Palabra que ahora lo recuerdo con tanta nostalgia ... Ese fue el principio. Todavía no había problemas. Todavía no había obstáculos. Todo era entusiasmo, pero a partir de ahí tuve que recorrer un camino lleno de sostenidos y bemoles: un camino que uno ve fácil y atractivo, cuando lo mira de lejos, pero que resulta muy difícil, cuando hay que caminar por él ...
(Continuará)
Revista Ritmo Año VI Nº 263
Entrevista a Cecilia por Silvia Leon, 1971.